Te soñé.

Triste historia de amor.

Estaba solo en mi habitación, recordando aquellos días de gloria en los que besaba tus dulces labios y su sabor único e indescriptible, recordando cuando me hipnotizabas con tu mirar audaz y tu melodiosa voz que calmaba mis  impulsos.
Así las horas pasaban rápidas, pero sentía como si las intrépidas agujas del reloj se clavasen como una cuchillada directa a mi corazón, era la peor de las torturas que un hombre puede sufrir, cuando un hombre se enamora, ama de verdad y pierde a la mujer de su vida, ya todo pierde sentido, la miras por donde quiera que camines, crees escuchar su voz a lo lejos entre la multitud, crees escuchar su nombre por todas partes agitando tu ser para atraparla, y sostenerla entre tus brazos y esta vez sabes que si sucede lo harás bien, no te equivocaras, lo darás todo por ella,la abrazaras tan fuerte que sentirás que se unirán en  uno solo, no la dejaras ir de nuevo y harás lo necesario por conquistarla todos los días, trataras de darle más detalles, sencillos pero que recordara por siempre,  le harás saber que la amas y es la única persona que te hará feliz, sólo ella puede ser la luz que ilumine tu vida... Pero ella ya no estaba para poder iniciar de nuevo...
Esa noche como de costumbre  pensaba todo esto, era ya un hábito tan común en mi, que no era de sorprenderse, y así el insomnio me asechaba noche, tras noche,  recuerdo que solo brotaron de mis ojos unas cuantas lagrimas sinceras y sentía que el corazón se me detendría, me sentía agonizar, si era agonizar de amor, y el amor que ella sentía por mi había muerto, pero yo no quería que mi amor por ella muriese, y no podía ni siquiera gritar de dolor, o gritar un TE AMO, solo apreté las sabanas hacia mi rostro y sentía como absorbían el escurrir de mis lagrimas que por mis mejillas resbalaban, después entre lagrimas me quedé dormido.
Esa noche soñé con ella, era tanta mi necesidad de ella, era que la extrañaba tanto y como dormí pensando en ella la vi en mis sueños, sabía que estaba soñando por que todo era perfecto su sonrisa, la forma en la que danzaba dando vueltas frente a mi, agitando sus manos de un lado a otro, con tanta elegancia y delicadeza, la forma en la que su cabello se dejaba guiar por el viento, era perfecta la forma en la que se acercaba a mi con su bella sonrisa, la forma en la se sentaba en mis piernas, como me acariciaba mi cuello  con sus suaves y delicadas manos, como me miraba con tanta pasión y amor, como me despeinaba y nos besábamos una y otra vez e increíblemente no nos cansábamos,  yo la abrazaba fuerte y no la dejaba escapar de mi, la apretaba cada vez más y más, yo no la soltaría jamás, pero en un momento ella cambio su gesto del rostro, me miro a los ojos con ternura y una disimulada mueca en su boca se posó entre sonrisa y gesto de disculpa entonaban en el brillar de su carita,  me tomó de la mano, se sentó en el pasto y me pidió  recostara mi cabeza en sus piernas, y yo así lo hice aunque sabia que era la ultima vez que la vería, hizo su sonrisa que tanto me gustaba y parpadeaba tantas veces para evitar que sus lagrimas cayeran sobre mi rostro, su intento fue en vano ya que una resbaló y cayó en mi mejilla, sus últimas palabras que me dijo y lo recordaré muy bien fueron : -Tienes que dejarme ir,  yo TE AMO,  déjame ir, adiós.
Y con el pesar de mi alma, con un nudo en la garganta y la dificultad para hablar, suspire y de mis labios salió un SI, solo eso ella sonrió tomo fuertemente mi mano, mientras que mi otra mano, acariciaba su suave y hermoso rostro, ella resplandecía como un ángel, espiraba tanta luz que sentía que cegaría mis ojos, pero su luz no me lastimaba, más bien me daba paz y tranquilidad, inclino su cabeza lentamente y yo no dejaba de mirar sus ojos, ella con dulzura y con todo su amor  besó mis labios, fue el beso más profundo, siempre  recordaré el primer beso que me dió y no olvidaré este  ultimo beso que nos dimos, mientras nuestros labios se movían a la par, un viento cálido sopló por el lugar era como, si con la forma en la recorría se iba llevando aquel sueño perfecto, así se desvaneció ella besándome, se esfumo yéndose  con el viento, con  las palabras y con los recuerdos, no pude hacer más que despertar, y al abrir mis ojos estaba soló, bañado en lagrimas me encontraba en la oscura noche, recordando cada perfecto momento de ese sueño, ella se fue con el viento, ella ya no esta aquí para mi.
Yo a ella la perdí, no se alejó de mi, soló se me adelanto, la amaba tanto pero tenía que dejarla ir, ella tenía que seguir su camino en el más allá,  y se que esta bien y en un buen camino, tuve la oportunidad de verla una última vez, de besarla y acariciarla, ella pudo despedirse de mi y lo mejor ella me seguía amando, no pude evitar entrar en llanto, pero tenía que superar esto, la vida tenía que seguir, y yo tenía que vivir mi vida, hacer las cosas bien para que ella estuviera orgullosa de mi, tenía que dejarla descansar en paz y tranquila, y si volvía a amar a alguien con esa fuerza e intensidad me prometí daría lo mejor de mi, yo había comprendido, no tenía que olvidarla, ni pensarla menos, tenía que dejarla seguir  su camino y yo el mio.
¡Esa noche te soñé amada mía.!
Pero después nunca más la volví a soñar.
Si tu aún  tienes a tu amor, y su sentimiento vive, no lo arruines, uno no sabe si habrá un mañana, por eso hay que vivir el presente y si amas a alguien díselo, no esperes a que se demasiado tarde, ama con locura y pasión todos y cada uno de tus días.
Autor : Lucy Mayén

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