Para reflexionar
En la vida lo importante no son las cosas que suceden, si no la Actitud con la que nos enfrentamos a ellas.
El sufrimiento o la felicidad no dependen de los acontecimientos que se van desarrollando en nuestra vida sino de la Actitud, que elegimos tener, a la hora de enfrentarnos a ellos.
Disponer de unas buenas herramientas a la hora de embarcarnos en la tarea de vivir la vida, entendiendo por esta, un proceso en continuo cambio, en el que vamos a ir descubriendo nuevas oportunidades, es vital.
Sacar el mayor provecho a estas nuevas oportunidades, muchas veces, no requerirá de un gran esfuerzo, si en el camino hemos ido aprendiendo y contamos con las estrategias más adecuadas, pero supondrá un sufrimiento extra, añadido, si no sabemos como adecuarnos a ellas.
Sufrimos muchas veces porque no somos capaces de sacar lo bueno que hay en nuestro interior, nos recreamos demasiado en la parte negativa de las situaciones despreciando la parte más positiva y perdiendo las buenas oportunidades que las situaciones traen, por el mero hecho de que no somos capaces de gestionar nuestras emociones.
El orgullo, el ego, no nos deja disfrutar, porque prefiere analizar y sentirse herido ante lo que el considera una injusticia, mientras la vida pasa, y el sol se esconde, perdiendo con ello la calidez de sus rallos y la luz que ilumina y nos guía en el camino.
Pero Dios es sabio y bondadoso y en su perfección nos da la posibilidad de volver ha disfrutar la vida con una nuevo amanecer, cada día.
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