¿Qué hacer frente a las rabietas de los niños?


Una primera forma de actuación sería la contundencia. Primeramente, coger al niño por los brazos firmemente, mirarle a los ojos y decir un 'NO' tajante. Si el menor comprende el tono, sabrá que así no conseguirá su objetivo.

                                                                  Niño con rabieta
Niño con rabieta
Hay que ser tajantes con las rabietas Si por el contrario el niño continúa con esa actitud, quizás porque sabe que si insiste terminará consiguiendo su propósito, deberíamos de ignorar la situación, hacer caso omiso, incluso alejarse de su lado. 

Puede entonces que aparezca el incremento de la rabieta, pero nosotros seguiremos con la desatención hasta que el ruido vaya cediendo y el niño se dé cuenta de que esa no es la vía correcta para pedir las cosas. Tras varios episodios actuando de esta forma el niño, poco a poco, se dará cuenta que las rabietas no tienen el efecto deseado e irá reduciendo el tono y la aparición de éstas.

Por otro lado tiene que quedarle muy claro al niño, explicándoselo con un lenguaje comprensible y adaptado a su edad, que con ese tipo de conductas no conseguirá absolutamente nada.

Excepcionalmente, cuando exista un peligro y el niño ya tenga unos 3-4 años, en vez de las típicas voces, gritos, etc., que pueden exaltar aún más, se le puede coger por los brazos con firmeza, sin decirle nada, inmovilizarle durante un minuto aproximadamente. Si consolidamos las pautas de actuación ante la conducta no deseada, en muy poquitos días estará extinguida.

Otra forma de actuación ante las rabietas es la retirada de privilegios. Se les debe de avisar de qué cosa perderán si se comportan de una manera inapropiada.

Pongamos el ejemplo de la incómoda situación de ir paseando por la calle y nuestro hijo empiece con las rabietas y pataletas porque quiere algo, en ese mismo instante, formando un espectáculo en mitad de la ciudad.

Los niños que muestran rabia indican que tienen personalidadNosotros, como hemos expuesto anteriormente, nos mantendremos firmes en nuestra postura, y le explicaremos cuando lo obtendrá. Una vez hecho esto, si prosigue, retiraremos la atención, ignoraremos, a pesar del mal trago que estemos pasando porque la gente será inevitable que mire y juzgue sin conocimiento de causa.

A pesar del duro momento, tomar esta postura funciona, y aunque parezca un rato interminable, enseguida pasará y en la mayoría de los casos con una primera experiencia es suficiente para aprender que ese no es el camino correcto para conseguir lo que desea.

Ni qué decir tiene que los niños mantendrán las conductas o comportamientos deseados si los premiamos por ellos, reforzándoles ¿cómo? Muy sencillo estando a su lado cuando están tranquilos, prestándoles atención, que sientan disfrute con esos momentos.

Lo que se denomina refuerzo social (ratos de cariño, abrazos, risas, que el resto de la gente escuche lo bueno que es y lo bien que se está comportando,...) es el premio más potente, mayor aún que cualquier cosa material.

Para cerrar este artículo, hay dejar claro que este tipo de situaciones se deben de atajar cuanto primero mejor, ya que con el paso de los años las demandas serán cada vez más complejas y difíciles de controlar.
 Cecilia Granda Muñiz 

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